miércoles, 22 de octubre de 2014

Culturas prehistoricas me mexico

MAYA
Maya civilization location map-blank.svgLa civilización maya habitó una gran parte de la región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente 3000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron decenas de dialectos que dieron lugar a las 44 lenguas mayas modernas. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La conquista española de los pueblos mayas no se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá, y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj, en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el preclásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente), Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes (lugares de gobierno y residencia de los nobles), siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban tetún, ‘tres piedras’), que muestran efigies de los gobernantes junto a textos logográficos que describen sus genealogías, entronizaciones, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como una de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
Los mayas participaban en el comercio a larga distancia en Mesoamérica, y posiblemente más allá. Entre los bienes de comercio estaban el jade, el cacao, el maíz, la sal y la obsidiana.
Organización Social
La sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la nobleza, los almenehoob (‘los que tienen padres y madres’). Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era, como ya vimos, el halach uinik (o halach wíinik) en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales. Se le llamaba también ahau; sus emblemas eran el escudo redondo y el cetro con figura antropomorfa y cabeza de serpiente. El cargo de halach uinik era hereditario dentro de una sola familia, y pasaba del padre al hijo mayor. El halach uinik era, al mismo tiempo, el batab o jefe local de la ciudad en la que vivía, y tenía bajo su mando al resto de los bataboob o jefes locales de las poblaciones que conformaban la provincia. Como jefe supremo, recibía tributo, convocaba a los guerreros y formulaba la política.
En la guerra cada batab comandaba a sus soldados, pero existía un comandante militar supremo llamado nacom, que desempeñaba el cargo durante tres años y respondía directamente ante el halach uinik. Después de los bataboob estaban los ah cuch caboob, quienes administraban los barrios en los que se encontraba dividida la ciudad. Un cargo similar era el de los ah kuleloob, delegados que acompañaban al batab, sirviéndole de ayudantes, portavoces y mensajeros. Encontramos también a los funcionarios encargados de las cuestiones sociales y ceremoniales, llamados popolna y ah holpop. Finalmente, la categoría más baja de funcionarios era la de los tupiles, que hacían las veces de alguaciles o policías, manteniendo el orden y vigilando el cumplimiento de la ley.
El grupo de los sacerdotes, llamados genéricamente ahkincob (singular: ahkin), tenía la misma categoría que los jefes o bataboob. El sacerdocio también era hereditario y privativo de unas cuantas familias de la nobleza. El supremo sacerdote recibía el nombre de ahuacán, que significa ‘señor serpiente’. Sus actividades se relacionaban con el ritual, los sacrificios, la adivinación, la astronomía, los cálculos cronológicos, la escritura jeroglífica, la educación religiosa y la administración de los templos. Debajo del ahuacán estaban los sacerdotes llamados chilames o adivinos, destinados a interpretar los designios que los dioses enviaban a los hombres a través de los oráculos. El encargado de llevar a cabo los sacrificios rituales y abrir el pecho de la víctima para sacarle el corazón era el nacom, que no debe confundirse con el jefe militar a quien también se le llamaba así. Le ayudaban cuatro asistentes llamados chacoob, quienes, además de sostener a la víctima, tenían otras funciones, como la de encender el fuego nuevo en el mes de pop, ayunar y untar de sangre a los ídolos que recién se habían esculpido en el mes de mol. No hay duda sobre el lugar que ocupaban los mercaderes profesionales (polom) en la escala social. Eran miembros de la nobleza, no sólo por descender de los navegantes putunes conquistadores de esa tierra, sino por tener en sus manos esa importante actividad económica.
La muerte en la religión Maya
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/dd/Comalcalco_Urna_funeraria.JPG/250px-Comalcalco_Urna_funeraria.JPGSegún la religión maya, después de la muerte el alma emprende un camino a Xibalbá (Metnal, Mundo Subterráneo o Inframundo), donde debe atravesar un río ayudado de un perro (el xoloitzcuintle). El hecho de portar una pieza de jade le facilitará las cosas. El peregrinaje terminará en el sur a donde llega el alma (el inframundo para las culturas nahuas —entre ellos los aztecas o mexicas— se asocia con el norte y el color negro; para los mayas con el sur y el color amarillo). Sin embargo, hay un paraíso en el cielo donde las almas afortunadas de los guerreros muertos en combate (muerte sagrada) acompañan al Sol.
Entre los diversos tipos de muerte sagrada en Mesoamérica se encuentran: las mujeres embarazadas muertas en el primer parto; las personas ahogadas, suicidas, muertas de lepra o sacrificadas y los guerreros muertos en batalla pues la calidad de vida (buena o mala) no importaba tanto como la forma de morir. Al final, las almas de los que morían sagradamente también descendían al inframundo. Los mayas consideraban que el alma de una persona que iba al inframundo renacía (renacimiento) en un individuo de la misma especie, sin ningún recuerdo de la vida anterior. Se debe recordar que al interactuar la gente del centro de México con los mayas, en ocasiones vamos a encontrar ideas religiosas, y de otros tipos, entrelazadas y debemos ser cautos para distinguir en lo posible, si son ideas mayas o de otros lugares.
Así mismo los mayas conservaban los cráneos de sus antepasados y les hacían ofrendas de alimentos (rito a los antepasados).
Los sacrificios humanos
Los sacrificios humanos eran una práctica común en los pueblos de Mesoamérica. Para poder explicar mejor el origen de los sacrificios humanos debemos entender la razón de la creación del hombre en un libro sagrado de los mayas: el Popol Vuh. En este libro quiché se relata el modo en que los dioses originales acordaron crear al mundo, ya que el mundo servirá como habitación del hombre. La misión del hombre es venerar y alimentar a los dioses. Pero del mismo modo en que los hombres comen maíz, y éste es un alimento material; los dioses en tanto seres sobrenaturales debían alimentarse de un alimento sobrenatural: la energía cósmica que se encontraba en la sangre y el corazón de los sacrificados.
Algunos autores (entre ellos Marvin Harris) argumentaron que el sacrificio humano en Mesoamérica se debía a la necesidad proteínica de los pueblos de la región. Sin embargo, hay que señalar que aunque se practicó el canibalismo, éste no fue nunca extensivo a toda la población ni cotidiano. El canibalismo era un acto ritual del que estaban excluidas las clases más bajas de la sociedad. Además, el sacrificio mortal no era el único tipo de sacrificio que practicaron los mesoamericanos, como muestran las pinturas de Bonampak, donde es posible observar a miembros de la clase dirigente (hombres y mujeres) punzándose la lengua hasta sangrarse. El propósito era ofrecer su sangre, que por ser de una persona más arriba de la estructura era más valiosa y apreciada por los dioses.

Juego de pelota.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1c/El_juego_de_la_Pelota.jpg/300px-El_juego_de_la_Pelota.jpgLos mayas concebían al juego de pelota como un ritual. El juego de pelota representa los orígenes del universo y pretende reactivar los mitos de la creación del maíz y otros fenómenos astronómicos. Éste es un rito de iniciación, muerte y renacimiento que legitima la acción militar y el poder político. La lucha (de jugadores, astros o la pelota) puede representar el encuentro entre los gemelos (del Popol Vuh) y los dioses del inframundo. Este juego tuvo diversas variantes según la época y el lugar, por general se utilizaba una pelota hecha de caucho que se golpeaba con la cintura, las rodillas, los hombros y los codos.
El objetivo del juego era hacerlo pasar por un delgado anillo que se colocaba en una de las paredes del campo de juego aún en la actualidad es practicado en Guatemala en su forma ritual y en México en una nueva forma de expresión turística o puramente deportiva.
En otros lugares, donde los campos de este juego carecen de anillos-marcadores, se cree que el ganador se decidía por el equipo o jugador que ganara líneas en la cancha hasta acorralar al adversario (como en el fútbol americano).
El número de jugadores varía y en ocasiones los jugadores usaban “raquetas” o bastones. Se protegían el pecho y la cabeza, evitando los fuertes golpes de la pelota. El juego podía durar día y noche y no hay fuentes históricas donde se hable del sacrificio humano o donde el derrotado era decapitado.
Algunos historiadores estiman que el jugador que perdía la vida era, en realidad, un prisionero de guerra, obligado a jugar por los victoriosos. Este jugador-prisionero de guerra débil, cansado y con heridas perdía el juego, era sacrificado y formaba parte de un rito de fertilidad pues iba a un paraíso. No siempre este juego terminaba con sacrificios humanos, pues se hacía apuestas y lo perdido era sólo lo apostado (según fuentes históricas aztecas). En algunos campos mayas de Guatemala y Honduras el jugador que vencía perseguía a los asistentes ya que por regla tenía derecho de despojarlos de las pertenencias que más le gustaran.
Olmecas
Olmecas.pngLa cultura olmeca es el nombre de la civilización que se desarrolló durante el Período Preclásico Medio. Aunque se han encontrado vestigios de su presencia en amplias zonas de esta área cultural, se considera que el área nuclear olmeca —o zona metropolitana— abarca la parte sureste del estado de Veracruz y el oeste de Tabasco. Se desconoce, a cabalidad, la filiación étnica —esto es, quiénes son los antepasados de este pueblo—; sin embargo, hay numerosas conjeturas que han intentado resolver el problema de la identidad de los olmecas. En ese sentido, es necesario hacer la aclaración de que el etnónimo olmeca les fue impuesto por los arqueólogos del siglo XX, y no debe ser confundido con el de los olmeca-xicalancas, que fueron un grupo que floreció en el Epiclásico en sitios del centro de México, como Cacaxtla.
Durante mucho tiempo se consideró que la olmeca era la cultura madre de la civilización mesoamericana.1 Sin embargo, no está claro el proceso que dio origen al estilo artístico identificado con esta sociedad, ni hasta qué punto los rasgos culturales que se revelan en la evidencia arqueológica son creación de los olmecas del área nuclear. Se sabe, por ejemplo, que algunos de los atributos propiamente olmecas pudiesen haber aparecido, primero en Chiapas o en los Valles Centrales de Oaxaca. Entre otras dudas que están pendientes de respuesta definitiva, está la cuestión de los numerosos sitios asociados a esta cultura en la Depresión del Balsas (centro de Guerrero). Sea cual haya sido el origen de la cultura olmeca, la red de intercambios comerciales entre distintas zonas de Mesoamérica contribuyó a la difusión de muchos elementos culturales que son identificados con la cultura olmeca, incluidos el culto a las montañas y a las cuevas; el culto a la Serpiente Emplumada, como deidad asociada a la agricultura, el simbolismo religioso del jade e, incluso, el propio estilo artístico, que fue reelaborado intensamente en los siglos posteriores a la declinación de los principales centros de esta sociedad.




La historia de los olmecas se divide en 3 periodos
cultura olmeca
La cultura de San Lorenzo Tenochtitlán, de 1200 a. C. a 900 a. C.: fue de esta área donde comenzó a surgir las características de esta civilización, cuyo ascenso fue probablemente ayudado por la zona de llanuras aluviales que favorecía una alta producción de maíz (situación, por lo tanto, similar de que vivió en Egipto y Mesopotamia). Hablando acerca de si la alta concentración de población en San Lorenzo y el desarrollo de elite que finalmente condujo a los olmecas a dominar y fue la base para el desarrollo de una refinada cultura mesoamericana.

* La cultura del sitio arqueológico La Venta de 900 a. C. 400 a. c.: San Lorenzo fue abandonado alrededor del año 900 aproximadamente, en ese período se volvió importante el centro ceremonial de La Venta. Este movimiento migratorio podría haber sido por cambios ambientales que llevó incluso a cambiar el curso de algunos ríos importantes. La destrucción de los monumentos San Lorenzo alrededor de 950 a.c. podría explicarse por una rebelión interna o invasión desde el exterior. Sin embargo, La Venta fue un centro olmeca importante hasta los años 400 a. C. Durante este período, se construyeron la Gran pirámide y otros monumentos ceremoniales complejos en este centro. Aunque alrededor de los años 400 a.c el centro ceremonial La venta había agotado su papel importante como centro olmeca.

* La Cultura de Tres Zapotes de 400 a. C. a 200 a. C.: Tres Zapotes se refiere a la tercera capital principal de los olmecas. Su ocupación fue aproximadamente al mismo tiempo que en la Venta, pero tuvo incluso población después de los olmecas. Aunque la fase Tres Zapotes olmeca constituye sólo una parte de la historia del lugar, que continuó a través de la cultura Epi-olmeca (post-olmeca) y la cultura Clásica de Veracruz.




Escritura de la cultura Olmeca

Los Olmecas pudieron haber sido la primera civilización del hemisferio occidental que desarrollo un sistema de escritura. Símbolos descubiertos en el año 2002 y 2006 fueron datados hacia los años 650 a.c. y 900 a.c. respectivamente, es decir, anteriores a las primeras escrituras zapotecas (cultura Zapoteca) datadas en los 500 a.c.
El descubrimiento del año 2002 en el sitio arqueológico, San Andrés de Tabasco, muestra un ave, glifos similares a los Jeroglíficos mayas posteriores.
Conocida como el Bloque de Cascajal, fue descubierta en el año 2006, cerca del sitio de San Lorenzo, muestra un conjunto de 62 símbolos, 28 de los cuales son únicos, gravados en un bloque de serpentina. Un gran número de prominentes arqueólogos consideraron que este descubrimiento sería "La más antigua escritura precolombina". Otros permanecen escépticos por la causa de la singularidad de esta piedra, que esta, de hecho, apartada de este contexto arqueológico ya que no tiene ninguna semejanza aparente a cualquier otro sistema de escritura mesoamericana.
Existen también glifos más tardíos de los olmecas, bien estudiados, conocidos como glifos epi-olmecas, a pesar de algunos arqueólogos creen que la escritura epi-Olmeca podría representar una escritura de tránsito entre la escritura Olmeca más antigua y la escritura maya, esta conclusión no es consensual.

Arte Olmeca

Las principales formas artísticas de los Olmecas que sobreviven a pesar de los siglos son las monumentales obras líticas y pequeñas obras hechas de piedras preciosas. Mucha del arte olmeca es altamente estilizada y usa una iconografía que refleja un significado religioso. Sin embargo, algunas de las obras de arte de los olmecas son sorprendentemente naturalistas, exhibiendo una relativa precisión a la anatomía humana, probablemente solo apenas igualada por el arte mesoamericano de la cultura Maya. Motivos comunes incluyen bocas caídas y ojos mongólicos, ambos vistos como representaciones de hombres jaguares
Además de los temas humanos en su arte, los artesanos olmecas dedicaban sus representación a los animales, por ejemplo, las vasijas en forma de pez y de ave. Mientras que las figuras olmecas se encuentran abundantemente en centros olmecas datados del período formativo, son los monumentos de piedras como las Cabezas Colosales de la cultura olmeca.
olmecasCabezas Colosales Olmecas:

El aspecto más largamente reconocido de la civilización olmeca son las enormes cabezas colosales (obras de arte lítica de los olmecas), cubiertas con lo que parecen cascos. Estas obras monumentales han sido objeto de muchas especulaciones en cuanto a su creación y función, antes se consideraban que eran representaciones de los jugadores del juego de bola (juego de bola ritual olmeca), pero actualmente se cree que son retratos de los gobernantes olmecas. Hasta el día de Hoy se han desenterrado 17 Cabezas Colosales olmecas.

1. Sitio arqueológico San Lorenzo → 10 Cabezas Colosales
2. Sitio arqueológico La Venta → 4 Cabezas Colosales
3. Sitio arqueológico Tres Zapotes → 2 Cabezas Colosales
4. Sitio arqueológico Rancho la Corbata → 1 Cabezas Colosales


Totonacas
Los totonacas son un pueblo indígena mesoamericano que habita principalmente en el Estado de Veracruz en México. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Náhuatl o mexicana, el término totonaca es el plural de totonacatl y se refiere a los habitantes de la provincia de Totonacapan. Algunos autores han señalado que el término "totonaco" significa "hombre de tierra caliente". En la lengua totonaca este vocablo se compone por los términos tu'tu o a'ktu'tu referente al número "tres" y nacu' que significa "corazón". Los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y el Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo; los tres centros o tres corazones de su cultura destaca por la cerámica muy variada, la escultura en piedra, la arquitectura monumental y avanzada concepción urbanística de las ciudades.
En 1519 tuvo lugar una reunión entre 30 pueblos totonacas en la Ciudad de Durango. Ello sellaría para siempre su futuro y el de todas las naciones mesoamericanas. Se trata de la alianza que estableció con el conquistador español Hernán Cortés para marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan. Los totonacas voluntariamente aportaron 1300 guerreros al poder de Cortés,1 que por su parte, se hacía acompañar de unos 500 españoles.2 El razonamiento de los totonacas fue que los españoles los liberarían del yugo mexica, pero una vez lograda la derrota del imperio mexica, los totonacas, incluidos los de Cempoala, fueron sometidos al Imperio español, y a continuación evangelizados y en parte aculturizados por las autoridades virreinales primero y mexicanas después.
Fueron convertidos en siervos de los españoles bajo el sistema de encomiendas, convirtiéndose en siervos de los colonos y caciques indígenas, particularmente en el naciente cultivo de caña de azúcar, durante la gobernación de Nuño de Guzmán.3 Poco tiempo después, Cempoala fue deshabitada y su cultura extinguida y olvidada. La antigua cultura totonaca volvió a ser descubierta a fines del siglo XIX por el arqueólogo e historiador mexicano Francisco del Paso y Troncoso.4
Los antiguos totonacas se desarrollaron en la parte central de Veracruz y hacia el clásico tardío, su área ocupacional llegaba al sur hasta la cuenca del río Papaloapan, al oeste a los municipios de Acatlán estado de Oaxaca, Chalchicomula estado de Puebla, el Valle de Perote, las sierras de Puebla y de Papantla y las tierras bajas del río Cazones. Lo más relevante de la cultura totonaca se alcanzó durante el clásico tardío cuando construyeron centros ceremoniales como El Tajín, Yohualichán, Nepatecuhtlán, Las Higueras, Nopiloa y el Zapotal. Esta zona es conocida como el totonacapan, el sufijo nahuatl -pan (sobre) refiere "lugar" o "tierra".5
Son admirables los adelantos y perfección de formas alcanzadas en la elaboración de yugos, palmas, hachas, serpientes cobra, caritas sonrientes y las esculturas monumentales de barro. Al parecer, los totonacas formaron parte del imperio de Tula y a partir de 1450 fueron conquistados por los nahoas de la Triple Alianza y se unieron a las tropas.



Geografía y Estilo de Vida

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-EDh-JYzwYR-Ku9aNp-6bmfX47qW52QNTHupQDRS5IfLiyPI0bvaxMYpaMq9uaNBP_-R6eZbJSiLXFqmZ81sro9LHYbaz9zmgN7D-tJ2abHK39dfZy5RS_5sZEdDA5BiMyhaj3ls-6R0/s400/ceramica+totonaca.jpgEn el siglo 15, los aztecas catalogaron a la región de los pobladores de la cultura totonaca como "Totonacapan", que se extendía aproximadamente desde Papantla (estado de Veracruz) en el norte y de Cempoala en el sur. La región de Totonacapan tuvo en gran medida un clima caliente y húmedo. Junto con los cultivos agrícolas normales de maíz, yuca (mandioca), calabaza, fréjol, calabaza y chile. La región se destacó por su producción de ámbar líquido y de algodón. Incluso durante la desastrosa hambruna del centro de México en los años 1450-1454, la región siguió siendo un centro agrícola fiable. En esos momentos, muchos aztecas se vieron obligados a venderse a sí mismos o a sus familiares como esclavos a los totonacas, a cambio de maíz para su subsistencia. Las casas eran de paja en general, y había un saliente. Ellos fueron de forma rectangular.

Religión de los Totonacas

La mayoría de los totonacas de hoy en día son católicos romanos. Sin embargo, su práctica cristiana se mezcla a menudo con vestigios de su religión tradicional de sus antepasados, un ejemplo notable son las costumbres que aún sobreviven como el antiguo rito de sacrificio en el que varias semillas se mezclan con la tierra y donde la sangre de aves se dispersan por los campos de siembra.

La religión tradicional de la civilizacion totonaca era bastante complejo, como se describe en la década de 1960 por el etnógrafo francés, Alain Ichon. Desafortunadamente, no hay otro ensayo importante sobre la religión totonaca que haya surgido desde entonces. La cultura Totonaca tuvo características matriarcales, existían diosas madres que jugaron un papel muy importante en la creencia totonaca, ya que creían que el alma de cada persona era creada por ellas "Si un niño muere su alma no va hacia el oeste, el lugar de los muertos, sino al este con las Madres.”. El etnógrafo Alain Ichon también ha conservado para la posteridad un mito importante con respecto a una deidad del maíz, un héroe de la cultura con contrapartes entre la mayoría de las otras culturas de la costa del Golfo y, posiblemente, también representado por los mayas del periodo clásico como el dios del maíz.

La ceremonia ritual de los Voladores (llamado también  juego del Volador) es una ceremonia ritual que tiene sus raíces en la época prehispánica y actualmente asociada con la ciudad de Papantla, Veracruz. Se cree que se originó con los pueblos nahuas, huastecos y otomíes en el centro de México, y luego se extendió a la mayor parte de Mesoamérica. El ritual consiste en la danza y la escalada de un poste de 30 metros de los cuales cuatro de los cinco participantes luego se lanzan atados con cuerdas para descender hasta el suelo. El quinto se mantiene en la parte superior del poste, bailando y tocando la flauta y el tambor. Según el mito, el ritual fue creado para pedir a los dioses para poner fin a una grave sequía. Aunque el ritual no se originó con el pueblo totonaco, es hoy más fuertemente asociado con ellos, especialmente aquellos en los alrededores de Papantla, ya que la ceremonia se extinguió en la mayoría de las demás lugares. La ceremonia fue nombrado Patrimonio Cultural Inmaterial UNESCO con el fin de ayudar a los rituales sobrevivir y prosperar en el mundo moderno.    
Cultura mixteca
Mixtecos.pngCultura mixteca es un término que designa a una cultura arqueológica prehispánica,  correspondiente a los antecesores del pueblo mixteco, que tuvo sus primeras manifestaciones en el Preclásico Medio mesoamericano (ss. XV-II a. C.) y concluyó con la conquista española en las primeras décadas del siglo XVI de la era cristiana. El territorio histórico de este pueblo es la zona conocida como La Mixteca (Ñuu Dzahui en mixteco antiguo), una región montañosa que se encuentra entre los actuales estados mexicanos de Puebla, Oaxaca y Guerrero. La cronología de la cultura mixteca es una de las más extensas de Mesoamérica por su continuidad y antigüedad. Comienza como resultado de la diversificación cultural de los pueblos de habla otomangueana en el área de Oaxaca. Los mixtecos compartieron numerosos rasgos culturales con sus vecinos zapotecos. De hecho, ambos pueblos se denominan a sí mismos como «gente de la lluvia o de la nube». La evolución divergente de los mixtecos y los zapotecos, favorecida por el entorno ecológico, alentó la concentración urbana en las ciudades de San José Mogote y Monte Albán; mientras que en los valles de la sierra Mixteca la urbanización siguió un patrón de menores concentraciones humanas en numerosas poblaciones. Las relaciones entre mixtecos y zapotecos fueron constantes durante el Preclásico, cuando la Mixteca también se incorporó definitivamente a la red de relaciones panmesoamericanas. Algunos productos mixtecos se encuentran entre los objetos de lujo hallados en el área nuclear olmeca.
Durante el Clásico, el apogeo de Teotihuacan y Monte Albán fueron un elemento que estimuló el florecimiento de la región Ñuiñe (Mixteca Baja).1 En ciudades como Cerro de las Minas se han encontrado estelas que muestran un estilo de escritura que combina elementos de la escritura de Monte Albán y de Teotihuacan. La influencia de los zapotecos se observa en las numerosas urnas halladas en los sitios de la Mixteca Baja, que representan casi siempre al dios viejo del fuego. En ese mismo contexto, la Mixteca Alta vio el colapso de Yucunundahua (Huamelulpan), y la balcanización de la zona. La concentración del poder en Ñuiñe fue causa de conflictos entre las ciudades de la región y los estados de la Mixteca Alta, lo que explica la fortificación de las ciudades ñuiñe. El ocaso de la cultura ñuiñe coincide con el de Teotihuacan y Monte Albán. Al terminar el Clásico mesoamericano (ss. VII y VIII) muchos elementos de la cultura clásica de la Mixteca Baja cayeron en desuso y fueron olvidados. A partir del siglo X se dan las condiciones que permitieron el florecimiento de la cultura mixteca. El temperamento político de Ocho Venado lo condujo a consolidar la presencia mixteca en La Costa. Allí fundó el reino de Tututepec (Yucudzáa) y después emprendió una campaña militar para unificar numerosos estados bajo su poder, entre ellos sitios tan importantes como Tilantongo (Ñuu Tnoo Huahi Andehui). Esto no habría sido posible sin la alianza con Cuatro Jaguar, señor de filiación nahua-tolteca que gobernaba Ñuu Cohyo (Tollan-Chollollan). El reinado de Ocho Venado concluyó con su asesinato a manos del hijo de una noble señora que a su vez fue asesinada por el propio Ocho Venado. Durante todo el Posclásico se intensificó la red de alianzas dinásticas entre los estados mixtecos y zapotecos, aunque paradójicamente aumentó la rivalidad entre ambos pueblos. Sin embargo, actuaron en conjunto para defenderse de las incursiones mexicas. México-Tenochtitlan y sus aliados se alzarían con la victoria sobre estados tan poderosos como Coixtlahuaca (Yodzo Coo), que fue incorporado como provincia tributaria del Imperio azteca. Sin embargo, Yucudzáa (Tututepec) mantuvo su independencia y ayudó a los zapotecos a resistir en el istmo de Tehuantepec. Cuando los españoles llegaron a La Mixteca, muchos señores se sometieron voluntariamente como vasallos de España y conservaron algunos privilegios. Otros señoríos intentaron resistir, pero fueron vencidos militarmente. De acuerdo con su mitología, los mixtecos eran descendientes de los hijos del árbol de Apoala. Uno de estos hijos venció al Sol y ganó la tierra para el pueblo mixteco. La divinidad principal de los mixtecos en la época prehispánica era Dzahui, dios de la lluvia y patrono de la nación mixteca. Otra divinidad de gran importancia era Nueve Viento-Coo Dzahui, héroe civilizador que les entregó el conocimiento de la agricultura y la civilización. La historia y la mitología de los mixtecos prehispánicos se conserva en varios códices, algunos originales de la época prehispánica. En estos códices los mixtecos también dieron muestra de sus habilidades en las artes menores como el tallado en madera y en hueso, la textilería y el arte plumario. Además fueron consumados orfebres y alfareros, como muestran las varias piezas que se conservan en varios museos alrededor del mundo.

El origen mítico de los mixtecos
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/14/C%C3%B3dice_Vindobonensis.jpg/200px-C%C3%B3dice_Vindobonensis.jpgLa mitología mixteca comparte muchos elementos con el resto de las tradiciones mesoamericanas. Al igual que en el caso de los mexicas o los mayas, los mixtecos también creían que vivían en la «era» de un Quinto Sol y que, antes de su tiempo, el mundo había pasado por una serie de creaciones y destrucciones. En el principio, la tierra era un caos, en el que todo se hallaba confundido. Los espíritus de las fuerzas creadoras volaban en el aire. Se conocen por sus nombres calendáricos, asentados en los códices producidos por este pueblo. Estos espíritus eran Uno Venado-Serpiente de Jaguar y Uno Venado-Serpiente de Puma. Son los correspondientes mixtecos de Ometecuhtli y Omecíhuatl, los Señores Dos, que representan el principio dual de todo el universo. En el mito mixteco, estas dos divinidades separan la luz de la oscuridad, la tierra del agua, el arriba del abajo, y crean a los cuatro dioses creadores que habrían de dar nacimiento a los otros y a la humanidad, que fue creada a base de maíz. Cuenta la leyenda que uno de los cuatro hijos de la pareja primigenia hizo un agujero en un árbol que se encontraba en las nubes y copuló con él. Se identifica a este personaje con el nombre calendárico Nueve Viento, uno de los nombres de la Serpiente Emplumada. De este modo, el árbol quedó fecundado, y alumbró al poco tiempo. De él nació un hombre que habría de retar al sol, señor de la Mixteca, en un duelo a muerte. El mito del Flechador del Sol relata que este personaje disparó sus flechas contra el astro, mientras el sol le combatía con sus rayos. Así pasaron hasta el atardecer, en que el sol cayó herido de muerte (y esta sería la explicación del color encarnado de los atardeceres) y se ocultó tras las montañas.9 Como el Flechador del Sol temía que el astro renaciera y reclamara sus antiguos terrenos, trajo a la gente y los hizo asentarse en la tierra que había ganado, y los apresuró a cultivar las milpas de maíz en esa misma noche. De esta suerte, cuando el Sol renació al día siguiente, nada pudo hacer, y de esta manera, los mixtecos se convirtieron en dueños de la región por derecho divino y militar.

Religión

Los mixtecos de la época prehispánica tuvieron una religión animista. De acuerdo con la información que se ha obtenido de los documentos pictográficos producidos por este pueblo, la proveniente de fuentes históricas coloniales y del análisis de la evidencia arqueológica, se puede decir que comparte con otras religiones mesoamericanas algunos rasgos muy característicos, entre ellos, la creencia en un principio dual primigenio que dio origen al mundo como se le conoce. Otro rasgo común entre la religión mixteca y el resto de las religiones mesoamericanas es la creencia en que el mundo ha sido creado y destruido en varias ocasiones. De acuerdo con el Códice Vindobonensis, Mars symbol.svgUno Venado-Serpiente de Jaguar y Venus symbol.svgUno Venado-Serpiente de Puma crearon a los primeros seres del mundo, los ñuhu (AFI: [ɲuʔu]), que ayudaron a ordenarlo. Todos los seres de la primera creación fueron petrificados cuando el Sol —venerado en la Mixteca con los nombres de Yya Ndicahndíí y Taandoco— se elevó sobre el firmamento, aunque algunos de ellos se refugiaron en las cuevas y no perecieron. Los ñuhu encarnaban a los elementos mismos de la naturaleza: el fuego, el viento, el agua, la tierra, la vegetación, la fauna. Como se creía que algunos de ellos se refugiaron en las cuevas para no ser petrificados, uno de los elementos distintivos de la religión mixteca era el culto a las montañas y en las cavernas. Algunas de ellas eran —y siguen siendo— destino de peregrinaciones piadosas de los mixtecos, entre las más conspicuas de estas galerías subterráneas se encuentran las grutas de Chalcatongo en la Mixteca Alta, donde se encontraba el santuario de Nueve Hierba, la diosa de la muerte de los mixtecos. El dios tutelar de los mixtecos fue Dzahui —literalmente Lluvia56 —, divinidad de la lluvia y del agua celeste. Tan importante fue el culto a la lluvia para los mixtecos que su nombre nativo los califica como el pueblo de la lluvia, es decir, el pueblo elegido por Dzahui. Comparte muchos atributos con el Tláloc del centro de Mesoamérica, venerado por los teotihuacanos, toltecas y mexicas y que aparece en numerosas vasijas-efigie encontradas especialmente en la Mixteca Alta. El culto de Dzahui en la mixteca es antiquísimo, su aparición se remonta al final de Preclásico Tardío, es decir, entre los siglos V a. C. y II d. C.
Por otra parte, en la Mixteca Baja, la sociedad ñuiñe se caracterizó por el culto al dios viejo del fuego, Huehuetéotl, venerado desde tiempos antiquísimos en toda el área mesoamericana. Se ha especulado con la posibilidad de que el culto a Huehuetéotl haya sido uno de los primeros en tomar forma en Mesoamérica, puesto que sus representaciones se han encontrado en poblaciones tan antiguas como Cuicuilco hasta las grandes urbes del Posclásico como la propia Tenochtitlan.57 El culto al fuego en la Mixteca Baja también se refleja en la toponimia de la región: Ñuiñe, que es el topónimo mixteco de la zona, y que quiere decir Tierra caliente. Las representaciones ñuiñe de la divinidad del fuego comparten con otras representaciones mesoamericanas de la misma divinidad varios atributos. Se representa como un anciano en posición sedente, que carga sobre la cabeza un gran brasero. En algunas efigies obtenidas en Cerro de las Minas, el dios mixteco del fuego aparece sosteniendo entre las manos sahumadores o vasijas especiales para encender tabaco. En la Mixteca Baja, el culto al fuego convivió con el culto a la lluvia durante el período de florecimiento del estilo Ñuiñe (siglos III-VII d. C.); el declive de esta sociedad implicó también el ocaso del culto al fuego en la Mixteca Baja, como indica el menor número de representaciones de esta divinidad en la región. El sacrificio humano entre los mixtecos fue una práctica ritual de bastante antigüedad. En la zona arqueológica de Huamelulpan se han encontrado los restos de algunos cráneos que debieron formar parte de un tzompantli.58 Los rituales más importantes de la vida de las sociedades prehispánicas de la Mixteca incluían sacrificios de animales o de seres humanos, como demuestran varios acontecimientos importantes en las crónicas sobre el pasado precolombino de los mixtecos. Un caso particular es el sacrificio de los descendientes de los señores de Bulto de Xipe y Jaltepec, sacrificados por orden de Ocho Venado mediante sacrificio gladiatorio y flechamiento ritual. Ambas formas de sacrificio humano estaban relacionadas con el culto a Xipe Tótec, el dios de la fertilidad y patrono del linaje reinante en Lugar del Bulto de Xipe. Como el resto de la sociedad mixteca, los religiosos también mantenían una estructura jerárquica bastante estable. Los sumos sacerdotes del culto a una divinidad eran denominados yaha yahui (águila-serpiente de fuego)59 De acuerdo con las creencias de los mixtecos, los yaha yahui poseían la capacidad de transmutar en animales y eran temidos por el poder que poseían sobre el mundo de lo sobrenatural.



Mexica

Los mexicas (náhuatl mēxihcah [meː'ʃiʔkaʔ] 'mexicas'1 ) —llamados en la historiografía tradicional aztecas2 — fueron un pueblo amerindio de filiación nahua que fundó México-Tenochtitlan y hacia el siglo XV en el periodo posclásico tardío se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que se conoció en Mesoamérica asentados en un islote al poniente del Lago de Texcoco hoy prácticamente desecado, sobre el que se asienta la actual Ciudad de México, y que corresponde a la ubicación geográfica de la misma. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de MéxicoTlacopan y Texcoco—, los mexicas sometieron a varios pueblos indígenas que se asentaron en el centro y sur del territorio actual de México agrupados territorialmente en altepetl

Religión

La religión mexica fue la síntesis de las creencias y tradiciones milenarias de los antiguos pueblos mesoamericanos, de una complejidad que implicaba la existencia misma, la creación del universo y la situación del ser humano respecto a lo divino, ligada estrechamente a la agricultura y a la lluvia. El concierto humano tenía en la naturaleza divina su razón de ser e implicaba diversos conceptos, de los que los mexicas fueron los herederos de un núcleo religioso mesoamericano construido a lo largo de muchos siglos.
Según lo expuesto por el estudioso Alfredo López Austin, en la concepción mesoamericana la materia se integraba de una parte animada — visible, tangible — y otra con una carga interna con dos fuerzas, una luminosa, caliente y seca y otra oscura, fría y húmeda, semejante a la noción del cosmos (que sintetizaba una creencia cosmogónica en que la parte luminosa era la bóveda celeste hasta el sitio donde habitaba el sol — de característica masculina/paterna, productora de lluvia fecunda — y la oscura con el inframundo — femenina/materna receptora de la lluvia fecundadora y sitio de la concepción humana y natural). Los dioses estaban integrados de forma variada por esas dos materias y mantenían una comunicación constante con los humanos, los que podían llegar a "alojar" en los cuerpos mundanos de forma intensa (convirtiendo al ser habitado en el dios mismo, como en las fiestas en que sacrificaban a un noble que era habitado por Xipe Tótec) o de forma ligera provocando perversiones o virtudes. Estas fuerzas impregnaban todo lo habitado en la Tierra y su equilibrio caracterizaba el orden micro y macrocósmico, que debía ser mantenido. En el caso mexica, una sólida élite sacerdotal detentaba el poder de comunicación y de equilibrio como forma de sometimiento ideológico con el grueso de la población, neófita en las explicaciones cosmogónicas. Las fiestas religiosas tenían como fin equilibrar la voluntad creadora frente a la destructora o nociva y así garantizar la continuidad de los ciclos, desde el vital hasta el agrícola. Fue hasta los pueblos del Posclásico que la combinación de estas creencias junto a la de la necesaria renovación vital y reciclaje de las fuerzas vitales tuvo en la sangre humana la expresión viva del ritual de la continuidad. Por ello, se realizaban sacrificios ya fuera a los humanos invadidos de las fuerzas divinas y que eran inmolados con el fin de la renovación de los poderes de los dioses «humanizados» o en la búsqueda del alimento (el agua preciosa o atl-tlachinolli) vital para el aseguramiento del tránsito celeste. A partir de la reforma de Tlacaélel, se concretó la creencia para los mexicas de que la sangre era el alimento de Tonatiuh, el cual era transportado por el cielo en dos enormes serpientes. Esta creencia tiene su representación en la Piedra del Sol. En relación con esto cabe mencionar que las elites política, religiosa y militar practicaban la antropofagia ritual con las víctimas de los sacrificios. Quetzalcóatl era un dios antiguo, anterior a los mexicas del cual hay diferentes versiones: Para algunos era el creador del hombre, mientras que para otros era un dios civilizador. El mito de Quetzalcóatl es muy interesante para entender la reacción de los mexicas ante la llegada de los conquistadores. Este dios también es conocido como el dios del viento bajo el nombre de Ehécatl, que es una de sus formas, y otra de sus formas es la de dios del agua y dios de la fertilidad. Quetzalcóatl es considerado hijo de la diosa virgen Coatlicue y hermano gemelo del dios Xólotl. Como introductor de la cultura, él trajo al hombre la agricultura y el calendario, y es patrón del las artes y de los oficios. En un mito mexica el dios Quetzalcóatl permitió ser seducido por Tezcatlipoca, pero se arrojó a sí mismo a una pira funeraria lleno de arrepentimiento. Tras su muerte su corazón se convirtió en el lucero de la mañana, y como tal es vinculado con la divinidad Tlahuizcalpantecuhtli. En cualquier caso, este dios, descrito como un ser de rostro blanco y barbado, era un dios pacífico y civilizador, opuesto a los sacrificios humanos, que intentó detener esta práctica ritual. Al fracasar en su propósito, emigró hacia el este, prometiendo que un día regresaría en un año determinado de la cuenta mexica. Esto afectó en la actitud de los mexicas antes de la llegada de los primeros españoles (Hernán Cortés).






Localización

Localización México-Tenochtitlan estaba ubicado sobre un islote al occidente del Lago de Texcoco, en la zona lacustre de la Cuenca de México. El dominio mexica ocupó la mayor parte del centro y sur de la actual República mexicana, se extendía, desde el poniente del valle de Toluca, abarcando casi todos los estados de Veracruz, Puebla, en el centro,
Hidalgo, México y Morelos, en el sur; gran parte de los estados de Guerrero y Oaxaca, así como la Costa de Chiapas hasta la frontera con Guatemala. Sin embargo, quedaban fuera de su dominio los señoríos de Meztitlán (en Hidalgo), Teotitlán y Tututepec (en Oaxaca), purépechas (en Michoacán), Yopitzingo (en Guerrero) y Tlaxcala.
La Cuenca de México es una entidad geográfica de más de 7800 kilómetros cuadrados de superficie que se localiza en la parte meridional del Altiplano Central en la República Mexicana. Se trata de una cuenca limitada por cadenas de altas montañas en forma de anfiteatro, que tenía en medio un sistema lacustre integrado por los lagos Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Donde el nivel era bajo y las aguas dulces, como en los lagos de Xochimilco y Chalco, era posible el cultivo chinampero. Entre los 2270 y los 2750 metros sobre el nivel del mar está comprendida la zona de somonte, cuyas tierras fértiles son propicias para el desarrollo de bosques así como para la práctica agrícola extensiva. A partir de los 2750 metros sobre el nivel del mar las laderas están dominadas por bosques de coníferas y pobladas por fauna mayor. Pese a estar situada al sur del Trópico de Cáncer, la cuenca de México contaba en la época prehispánica con un clima templado con precipitaciones medias de 700 milímetros anuales.

Cultura zapoteca

La cultura zapoteca es la expresión precolombina del pueblo zapoteco, que históricamente ocupó el sur de Oaxaca, así como parte del sur del estado de Guerrero y parte del sur del estado de Puebla y el istmo de Tehuantepec (México). En la época precolombina, los zapotecas fueron una de las civilizaciones más importantes de Mesoamérica.


Origen

El nombre zapoteca proviene del náhuatl "Tzapotécatl", que significa pueblo del Zapote, originalmente este pueblo se autodenominaba "ben´zaa" o "vinizá" que significa en idioma zapoteco "gente de las nubes".1 Entre los mitos que existen se dice que son descendientes de la roca las arenas. Poco se sabe sobre el origen de los zapotecas. A diferencia de la mayoría de los indígenas de Mesoamérica, no tenían ninguna tradición o leyenda sobre su migración, sino que ellos creían que nacieron directamente de las nubes, tal y como si fueran hijos legítimos de los dioses. De ahí el nombre que ellos mismos se atribuían: be´neza (gente cielo).

Evidencia

Evidencia arqueológica indica que su cultura data desde hace 2500 años. Aproximadamente entre los siglos XV y XIV a. C., tuvo lugar el primer desarrollo urbano importante de la cultura zapoteca, con centro en San José Mogote. se desarrollaron en los años 500 a.C.-1000 d.C., durante el horizonte Preclásico, los zapotecos se establecieron en los valles centrales del actual estado de Oaxaca. Así, mientras Teotihuacan florecía en el centro de México y las ciudades mayas en el sureste, Monte Albán, centro ceremonial construido en lo alto de un cerro, era la ciudad más importante de la región oaxaqueña.
Los primeros zapotecas eran sedentarios, vivían en asentamientos agrícolas, adoraban un panteón de dioses encabezados por el dios de la lluvia, Cocijo -representado por un símbolo de la fertilidad que combinaba los símbolos de la tierra-jaguar y del cielo-serpiente, símbolos comunes en las culturas mesoamericanas. Una jerarquía de sacerdotes regulaba los ritos religiosos, que a veces incluyeron sacrificios humanos. Los zapotecas adoraban a sus antepasados y, creyendo en un mundo paradisiaco, desarrollaron el culto a los muertos. Ellos tenían un gran centro religioso en Mitla y una magnífica ciudad en Monte Albán, donde prosperó una civilización altamente desarrollada, posiblemente hace más de 2000 años. En el arte, la arquitectura, la escritura (jeroglíficos), las matemáticas, y la astrología (calendarios), los zapotecas parecen haber tenido afinidades culturales con los olmecas, los antiguos mayas, y más adelante con los toltecas.

Desarrollo cultural

Dejaron evidencias arqueológicas en la antigua ciudad de Monte Albán; en forma de edificios, estadios para el juego de pelota, de tumbas magníficas y de valiosas mercancías, incluyendo la orfebrería. Monte Albán era la ciudad principal del hemisferio occidental y el centro de un estado zapoteca que dominó una gran parte de lo que ahora conocemos como el estado actual de Oaxaca.
Los zapotecas desarrollaron una agricultura muy variada. Ellos cultivaron varias especies de chile, frijoles, calabaza, cacao y, el más importante de todos: el maíz que a principios del periodo clásico daba sustento a numerosas aldeas. Para tener buenas cosechas rendían culto al sol, la lluvia, la tierra y el maíz.
Las mujeres y hombres del pueblo, que vivían en las aldeas, estaban obligados a entregar como tributo: maíz, guajolotes, miel y frijol. Además de agricultores los zapotecos destacaron como tejedores y alfareros. Son famosas las urnas funerarias zapotecas que eran vasijas de barro que se colocaban en las tumbas. Los zapotecos alcanzaron un elevado nivel cultural y fueron, junto con los mayas, el único pueblo de la época que desarrolló un sistema completo de escritura. Por medio de jeroglíficos y otros símbolos grabados en piedra o pintados en los edificios y tumbas, combinan la representación de ideas y sonidos.
Las grandes ciudades que construyeron los pueblos agrícolas de Mesoamérica, crecieron y estuvieron habitadas durante varios siglos. Sin embargo, entre los años 700 y 800 d. C., casi todas ellas fueron abandonadas. Primero en Teotihuacan, después en la zona maya y luego en Monte Albán. A pesar de eso, florecieron nuevos centros ceremoniales como Cacaxtla y El Tajín. Durante este periodo también subsistieron señoríos avanzados en el Altiplano, como los de Cholula y Xochicalco; y en los estados de Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro, se desarrollaron las culturas de Occidente.La mayor parte del tiempo, se dedicaban a la agricultura, que en ese tiempo era su única actividad.


Cultura tolteca

La cultura tolteca es una cultura que habitó el Altiplano Central por el siglo X cuyos principales centros ceremoniales fueron: Huapalcalco en Tulancingo y la ciudad de Tollan-Xicocotitlan, localizada en lo que actualmente se conoce como Tula de Allende (estado de Hidalgo, México), célebre por sus singulares estatuas de piedra llamadas atlantes.



Historia
Durante este periodo los toltecas fueron el grupo dominante de un estado cuya influencia se extendía hasta el actual estado de Zacatecas, y al sureste en la península de Yucatán. La relación entre los toltecas y los mayas del período posclásico ha sido objeto de controversias. Mucho tiempo después de la caída de Teotihuacan, hacia el año 700, hubo en Mesoamérica varios siglos de tinieblas y confusión, cambió la índole de su civilización, las ciudades sin fortificaciones y gobernadas por élites religiosas se desmoronaron, y dieron lugar a ciudades guerreras y a religiones más belicosas.
Una de estas ciudades surge hacia el año 950, Tula, la capital de los Toltecas, donde en 1025 el rey Mitl sube al trono, llegando a controlar la guerra de sectas por la disputa del poder, que habían desatado Quetzalcóatl I y II en 947. Mitl fue sucedido por su viuda, Xiutlalt (Xiuhtlaltzin). La historia de los Toltecas comienza con una leyenda que los describe como una tribu Chichimeca que viene del norte, a principios del siglo X, conducida por un rey llamado Mixcóatl, y que se establece en Culhuacán. No se sabe con exactitud si Mixcoatl existió o fue sólo leyenda, pero su hijo Topiltzin vivió realmente, y es el primer personaje de carne y hueso que aparece en la Historia de México; en ese sentido, los toltecas (náhuatl: tōltēcah; '[maestros] constructores'), fueron los miembros de una cultura precolombina que dominó la mayor parte del centro de México entre los siglos X y XII. Su lengua, el náhuatl, también fue hablado por los aztecas. Mucho de lo que se conoce de los toltecas está vinculado a mitos.
Si bien es cierto que los toltecas tuvieron una gran influencia entre los mayas, no está comprobado que hubiera una presencia militar en la península de Yucatán. Ni viceversa, aunque algunos autores pensaron que Tula había sido fundada por mayas de Yucatán. Se puede hablar de una gran influencia comercial y político-religiosa de los toltecas en Chichén Itzá, influencia que se refleja básicamente en la arquitectura de muchas estructuras como son el Castillo, el Templo de los Guerreros (que muestra una fusión del estilo Puuc (seguramente influenciada por Uxmal) con diseño tolteca, así como en la presencia del llamado chac-mool típico de Tula. La incursión de Quetzalcóatl como deidad es otro elemento tolteca importante reflejado en Kukulkán entre los mayas: Tuvieron mucho talento para construir, y su influencia se extendió a gran parte de Mesoamérica en el período Posclásico. Entre los pueblos nahuas de la época de la conquista, la palabra tolteca significaba alguien sabio que dominaba las artes y artesanías. Y la palabra "toltequidad" equivalía a lo que llamaríamos, alta cultura.
En 1941 un grupo de antropólogos mexicanos designó a la ciudad de Tula, en el estado de Hidalgo, como Tollan, la mítica capital de los Toltecas, pero algunos arqueólogos, como Laurette Séjourné criticaron la decisión, señalando que después de varias etapas de excavación no se había revelado una ciudad suficiente para justificar la leyenda de los toltecas, señalando que el origen de Tollan y de la leyenda debería ubicarse en Teotihuacán, siendo el pueblo de Tula uno de los refugios de los sobrevivientes de Teotihuacán, que por ello se ostentaban como Toltecas.
El historiador mexicano Enrique Florescano, del Instituto Nacional de Antropología e Historia ha retomado esta interpretación, basándose en la mención de textos mayas anteriores a Tula, que se refieren a Teotihuacan como Tollan. Algunos afirman que la ciudad de Tula es un mapa de la traslación de Venus, es decir, de su recorrido alrededor del sol. Cerca de la ciudad está una montaña llamada Xicuco (Shicuco) que en náhuatl significa "ombligo".
Estos ciclos hacen referencias a las etapas de Quetzalcóatl para poder ser hombre– Dios, que representan las etapas de los humanos (en el catolicismo nacer – vida – resurrección). Esta cultura fue muy especial ya que en el traje de los Atlantes se encuentran representadas todas estas etapas, como el espejo negro que hace que Quetzalcóatl, vea sus errores para purificarse, otras pieza importante es el Chacmol, que representa al mismo Quetzalcóatl saliendo de la etapa del fuego escondido debajo de la tierra, representa entregando el mismo fuego a la superficie, que es cuando Venus no aparece en el horizonte y surge en el horizonte, se dice también que esta ciudad fue unas de las más difíciles de pasar al cristianismo, que Sahagún era el encargado de hacerlo, ya que tenían muy bien arraigado sus creencias, Sahagún aprovechó el significado de la montaña Xicuco y el Sol sobre la misma que era unas de las etapas de Quetzalcóatl surge como sol y Dios, esto Sahagún represento como un flor sobre para que los Toltecas asimilaron y pudiesen ser pasados al cristianismo.[cita requerida]
Esta ciudad fue envidiada por los Aztecas que a lo contrarios de los Toltecas tenían otra visión de Quetzalcóatl les había enseñado,esto provocó un desorden de ideas haciendo que pasaran a haber más sacrificios humanos que los Aztecas creían que era lo mejor, con la invasión de los españoles los Aztecas confundieron a Cortes como la resurrección de Quetzalcóatl esto provocó la anulación de guerreros sobre ellos quedando confundidos, también se dice en Tula (Tollan, ciudad de los Toltecas) se fueron a enterrar las galletas rancias que Cortes dio como intercambio del oro   

Religión de la Civilización Tolteca

Su religión parece haber sido de tipo chamánica, no requirieron de lugares de culto permanente. Su religión fue panteísta ya que adoraban a las fuerzas de la naturaleza a saber , cielo , agua, la tierra. Sin embargo, su mundo religioso ha generado una gran figura divina Quetzalcóatl. Los toltecas tenían un sistema de creencias dualista. Lo contrario de Quetzalcóatl (representa el bien) era Tezcatlipoca (mal), que se supone que habría enviado al exilio a Quetzalcóatl. Otra tradición declara que Quetzalcóatl se habría ido voluntariamente en una balsa de serpientes, prometiendo su próximo regreso.

Teotihuacan

Teotihuacán (en náhuatl: Teōtihuácān, ‘"Lugar donde los hombres se convierten en dioses";1 Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses’)?a es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes. Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del valle de México, en los municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides (estado de México), aproximadamente a 45 kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de México. La zona de monumentos arqueológicos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1987.

Piramide de Quetzalcoatl, Teotihuacan Estado de México
Los orígenes de Teotihuacan son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de nuestra era, Teotihuacan era una aldea que cobraba importancia como centro de culto en la cuenca del Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como muestran las excavaciones en la Pirámide de la Luna. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. III-VII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. La influencia de Teotihuacan se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el Norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.
Se desconoce cuál era la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacan. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de idioma otomangue, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacan fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya.
Teotihuacan ha sido motivo de interés para las sociedades posteriores al declive de la cultura teotihuacana en Mesoamérica. Sus ruinas han sido exploradas desde la época prehispánica, entre otros, por los toltecas y los mexicas. El descubrimiento de objetos teotihuacanos en los yacimientos arqueológicos de Tula y el Templo Mayor de México-Tenochtitlan así lo confirma. En la mitología nahua posclásica, la ciudad aparece como el escenario de mitos fundamentales como la leyenda de los Soles de los mexicas.
Actualmente, los restos de Teotihuacan constituyen la zona de monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México, por encima de Chichén Itzá y Monte Albán. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad.

Historia

La época de mayor apogeo de Teotihuacan corresponde al periodo Clásico Temprano de Mesoamérica (ss. II/III-VI). Sin embargo, los inicios de la ciudad deben colocarse en el primer milenio antes de la era común. Localizada estratégicamente al noreste del valle de México, en las cercanías de la ribera norte del lago de Texcoco, Teotihuacan se convirtió en la principal competencia de Cuicuilco durante el Preclásico Tardío. La erupción del Xitle en el sur del valle apresuró la caída de Cuicuilco y favoreció la concentración de la población y el poder político y económico en Teotihuacan.
Por motivos que aún no han sido del todo dilucidados, Teotihuacan se colapsó hacia mediados del siglo VIII, dando lugar al Período Epiclásico mesoamericano. Los vestigios de la ciudad dieron origen a numerosas explicaciones sobre su presencia entre los pueblos nahuas del Posclásico, y estas explicaciones son conocidas por la labor recopilatoria de recuperación de los misioneros de Indias, en concreto Bernardino de Sahagún.
   

Primeros asentamientos en la región de Teotihuacan (antes del 300 a. C.)

Hay poca información sobre el proceso que llevó a la fundación de Teotihuacan. A partir del Preclásico Medio se desarrolló en el valle de Teotihuacan un pequeño grupo de aldeas dedicadas a la agricultura. Estas aldeas eran contemporáneas a Terremote Tlaltenco, Tlatilco y Cuicuilco, y su desarrollo corresponde a las fases Cuanalán y Tezoyucah (c. 500-100 a. C.). Durante la fase Cuanalán se establecen las primeras aldeas en el valle de Teotihuacan que aprovecharon las condiciones del entorno para la práctica de la agricultura. Las aldeas se ubican en las inmediaciones de los ríos y manantiales, así como en el norte del valle. En esta época se establece el asentamiento más antiguo en la sierra de Patlachique. Se ha propuesto como hipótesis que los habitantes de estos asentamientos podrían ser otomíes o popolocas, pero no hay evidencia contundente en ese sentido.i En la fase Tezoyuca esta última fase hay un patrón de cinco asentamientos que probablemente tenían funciones defensivas. Los yacimientos correspondientes a esta época presentan influencia de la cultura de Chupícuaro, que se desarrollaba en El Bajío por aquellas fechas.29
Alrededor del año 100 a. C. se comenzaron a desarrollar dos asentamientos dentro de lo que sería unos siglos más tarde la metrópoli teotihuacana. Uno de ellos corresponde al área ceremonial de Teotihuacan, sobre la calzada de los Muertos.30 El cálculo para la población de la región durante esa época —comprendida dentro de la fase Patlachique— es de aproximadamente cinco mil personas, lo que pone en relieve un repunte demográfico notable para la siguiente fase de Teotihuacan.
El aumento de la población en el valle teotihuacano está relacionado con el abandono progresivo de Cuicuilco, pero hay evidencia de que otras poblaciones en la cuenca del Anáhuac fueron absorbidas por el crecimiento de Teotihuacan. El emplazamiento de la ciudad revela que los fundadores buscaron una posición estratégica que favoreciera la agricultura y asegurara el abasto de la ciudad. Las zonas con manantiales en la sierra de Patlachique y el cerro Gordo muestran una mayor concentración demográfica que el valle, pues tienen condiciones propicias para una agricultura de alto rendimiento. Puede ser posible que de alguna manera la élite de la región haya motivado a los habitantes a concentrarse en la región de Teotihuacan.
El proceso urbano que llevó a la fundación de Teotihuacan recibió el aporte cultural de los cuicuilcas, poseedores de una organización social compleja y centralizada que fortaleció a la estructura de Teotihuacan. La ubicación de la ciudad le permitió la explotación de recursos estratégicos en Mesoamérica, tales como los yacimientos de obsidiana en Otumba y la sierra de las Navajas, los productos del lago de Texcoco, el agua de los manantiales de Patlachique y el control de las rutas comerciales entre el Anáhuac y la costa del golfo de México.31 Todos estos factores constituyen parte del escenario que llevó a la culminación del proyecto urbano de Teotihuacan y la consolidación del Estado teotihuacano como uno de los más poderosos en la historia prehispánica de Mesoamérica.
En la fase Patlachique se consolida el núcleo urbano de Teotihuacan. El sitio experimentó una población desmesurada en esta época. En su conjunto, la cuenca de México pudo haber llegado a tener 100 mil habitantes, de los cuales aproximadamente 25 mil se asentaban en Teotihuacan.32 Una parte de ese crecimiento se suele explicar como resultado del declive de Cuicuilco.
Esta población ubicada en la llanura aluvial del lago de Xochimilco tuvo en Teotihuacan a su rival por el control político de la cuenca. Se presume que el enfrentamiento podría haber llegado a la guerra a partir del hecho de que la cerámica Tezoyuca ha encontrado principalmente en las cimas de los cerros. Teotihuacan adquirió un mayor protagonismo en la cuenca de México, atrayendo una parte importante del aumento poblacional. El fin de Cuicuilco suele relacionarse con la erupción del volcán Xitle, que cubrió de lava el sur del valle de México, incluyendo a la antigua ciudad. Sin embargo, es muy probable que Cuicuilco hubiera declinado definitivamente antes de ese suceso.

Florecimiento
Hacia el año 250 inició la fase Tlamimilolpa, que toma su nombre del sitio periférico de Teotihuacan que se conoce con ese nombre. Durante esta fase, Teotihuacan ya se ha consolidado como un poder regional y su influencia se extiende constantemente por toda Mesoamérica. La pirámide de la Luna fue ampliada en dos ocasiones más en este período. La quinta etapa constructiva de ese edificio ocurrió alrededor del año 300 y la sexta entre los años 350 y 400. Como en las anteriores etapas constructivas de la pirámide, a estas dos últimas se encuentran asociados algunos entierros humanos.
La expansión demográfica de Teotihuacan se realizó de manera organizada en conjuntos habitacionales, una práctica que había comenzado en las fases anteriores y que se ajusta al plan urbano orientado por los dos ejes de la ciudad. Algunos conjuntos habitacionales antiguos como el de La Ventilla son ampliados y dotados de espacios para actividades públicas. Se construyen nuevos espacios para la vivienda, pero la superficie de la ciudad se contrae durante esta etapa, hasta quedar en 20 km2, dos menos que en la fase anterior. En contraste, la población siguió en aumento y, de acuerdo con el cálculo de Millon, pudo llegar a 65 000 personas.44
En el horizonte arqueológico de la fase Tlalmimilolpa han aparecido los indicios de cerámica Anaranjado Delgado más antiguos de Teotihuacan, en esta fase representan el 6% de los materiales cerámicos y su frecuencia en los contextos arqueológicos aumenta a lo largo de las siguientes etapas.45 La presencia de esta cerámica en los yacimientos mesoamericanos es considerada como un indicador de vinculación con el mundo teotihuacano, pero es importante aclarar que se trata de un producto extranjero en Teotihuacan. De acuerdo con la investigación de Carmen Cook, el sur de Puebla fue el centro productor de esa tradición alfarera.46 Rattray coincide en esa afirmación y añade que la región de Tepexi de Rodríguez tuvo floreció notablemente en el Clásico, cuando mantuvo una relación muy intensa con Teotihuacan que no pareció implicar una subordinación a esa ciudad.
Las relaciones de Teotihuacan con el resto de Mesoamérica se diversificaron durante la fase Tlamimilolpa, tal como muestra la evidencia arqueológica. En el Entierro 5 de la pirámide de la Luna, ofrecido quizá en conmemoración del término de la obra, los tres sujetos principales del entierro estaban colocados en posición de «flor de loto» y asociados a ellos un conjunto de objetos de jade que proceden del valle del río Motagua. La posición de los restos humanos es similar a la que se observa en ciertos entierros de la élite en Kaminaljuyú (Guatemala).48 Este hecho se suma a la notable influencia arquitectónica que la ciudad tuvo en su florecimiento sobre el área maya en lugares como Tikal y el propio Kaminaljuyú, así como al descubrimiento de piezas mayas en el horizonte Tlamimilolpa de Teotihuacan. Algunos de los vestigios de la cerámica maya hallados en Teotihuacan corresponden al tipo Tzakol y guardan semejanzas con las obras contemporáneas de ese tipo que se han encontrado en Tikal y Uaxactún.49 La presencia maya en Teotihuacan se sumará a la de los zapotecos —patente desde la fase Miccaotli— y a la de las culturas del Golfo —de la cual son testimonio los restos de cerámica Pánuco III50 —.
La fase Xolalpan, que va del 450 al 650, es el período de mayor apogeo de la ciudad. Su influencia en toda Mesoamérica es más intensa. La naturaleza de las relaciones de Teotihuacan con otras ciudades mesoamericanas es objeto de discusión. De acuerdo con algunos autores, la expansión teotihuacana se realizó con base en el comercio, lo que además explicaría la presencia de la cerámica Anaranjado Delgado en yacimientos de diversas zonas. Otros opinan que Teotihuacan fue un estado militarista y que la expansión de la ciudad se habría llevado a cabo por la vía de las armas. También parece plausible que la presencia teotihuacana en el mundo mesoamericano haya sido resultado de una combinación de factores, incluyendo el comercio, las armas y las alianzas políticas.
En estos años de gran auge, la arquitectura de la ciudad alcanza su mayor expresión. La disposición de la calzada de los Muertos —tal como se puede apreciar actualmente en la zona arqueológica— corresponde a la fase Xolalpan. Los conjuntos habitacionales también presentan indicios de haberse beneficiado del florecimiento de la ciudad. Así se observa en el caso de los barrios mejor documentados a través de excavaciones arqueológicas, especialmente Teopancaxco, cuyos habitantes tuvieron un nivel de vida más elevado en esta fase que durante la anterior. La ciudad se encuentra organizada en bloques habitacionales que son separados por callejones angostos. La población llega a85.0000 personas, de acuerdo con el conservador cálculo de Millón,51 aunque hay autores que la calculan en 300 000 habitantes. En cualquier caso, en esta época la ciudad alcanzó su mayor densidad de población y se consolidó como la mayor urbe de Mesoamérica en su tiempo, y una de las más grandes de todo el mundo. Para esta etapa, la ciudad contaba con un sistema de alcantarillado y drenaje que permitía desalojar las aguas residuales de la ciudad.
El arte teotihuacano vive una de sus mejores épocas. Se realizan en la fase Xolalpan piezas que son muy representativas, como los braceros «teatro», que son piezas en las que se mezcla el modelado directo con el trabajo en moldes. Los murales de Tepantitla, los de Atetelco y el muro de los Jaguares del palacio de Quetzalpapálotl corresponden a esta etapa.

Cultura Prehispánica en Sonora


Antes de la llegada de los españoles en sonora existían diferentes pueblos indígenas como los Cahitas o Cáhitas (Yaquis,Mayo, Ópatas, Apaches, Pima, Guarijíos) y Seri.Los pueblos indígenas llamados cahitas o cáhitas habitaron los actuales estados mexicanos de Sinaloa, Chihuahua y Sonora, entre los ríos mocorito y Yaqui después de la conquista de México desaparecieron por la propia guerra y por epidemias, los sobrevivientes se mezclaron con los españoles. No poseían ganadería y cultivaban  el maíz. La vivienda tradicional es una estructura de carrizo y adobe, con piso de tierra y techo de carrizo o palma.

Las tradiciones en la vestimenta tanto del hombre como de la mujer, no permiten distinguir a los diferentes pueblos indígenas. La unidad social la constituye la familia nuclear en la que la autoridad del padre es indiscutible. A la muerte de éste asume su lugar el hijo mayor. Sin embargo, quien administra el dinero obtenido es la mujer. Es frecuente que en la familia vivan uno o más parientes de edad avanzada, que no tienen otras personas que los cuiden.
Predomina la monogamia y el matrimonio endogámico dentro del grupo, aunque debido a la convivencia con el mestizo y las posibilidades económicas de algunos mayos, cada vez son más frecuentes los matrimonios exogámicos. También son numerosos los casos de unión libre. Se acostumbra tanto el rapto de la novia como la petición de ésta por los padres del novio. Durante muchas de las festividades son coronadas con las danzas del venado y la pascola, etc.
La religión apache no estaba fuertemente estructurada, la vida religiosa la dirigían chamanes. No tienen una creencia organizada en el más allá, lo prioritario para ellos era la supervivencia, de ahí la importancia de los ritos curativos y la ausencia de una extensa teología. Realizaban ritos relacionados con el ciclo de la vida, entre los que se incluía los primeros pasos de un niño y la ceremonia de la pubertad.
Pueblo Seri es el nombre de una etnia que vive en el estado mexicano de Sonora. Su territorio tradicional incluye las islas Tiburón y San Esteban.
El territorio de los seris se expandía entre las cadenas montañosas, el desierto de Encinas y el Golfo de California. Al Sur, el territorio llegaba hasta el río Yaqui, al Norte hasta el desierto de Altar, al Este llegaba hasta Horcasitas y al Oeste llegaba a ocupar islas cercanas como Tiburón, San Esteban, Patos y Alcatraz. Al ser un pueblo nómada, los seris recorrían un área que corresponde a los catorce municipios actuales de Sonora. Se cree que en esa época, el pueblo seri estaba organizado en seis bandas y a su vez estas divididas. De manera cotidiana, no existían las figuras de jefe de clan ni de banda. Sólo era nombrado para cumplir tal función el individuo más capacitado.
De todas estas culturas nos  queda mucho ya que con el paso del tiempo la sociedad a abandonado esa cultura, pero sin embargo quedan  pueblos en donde prevalecen todavía algunas culturas prehispánicas.

Pueblo tarahumara

Tarahumara.jpgEs posible que los antepasados de los indígenas tarahumaras provinieran Asia (Mongolia), atravesando el estrecho de Bering, hace aproximadamente unos treinta mil años, pero los vestigios humanos más antiguos que se han encontrado en la sierra son las famosas puntas clovis (armas típicas de los cazadores de la megafauna del Pleistoceno) con una antigüedad de casi 15,000 años, lo que nos permite datar la presencia de los primeros pobladores de la Sierra Tarahumara.
La economía de los primeros grupos étnicos tarahumaras se basaba en la agricultura, la caza y la recolección. Cultivaban maíz, calabaza, chile y algodón. Cada grupo tenía su dialecto de la lengua tarahumara y sus gobernantes, quienes se encargaban de proteger el territorio contra las etnias vecinas y garantizar el orden interno de la tribu.
Eran belicosos y politeístas. Creían en la vida después de la muerte y en la existencia de seres benévolos y malévolos. Entre los benévolos consideraban al sol, la luna, el médico, las serpientes y las piedras, que provocaban las lluvias y controlaban los animales que cazaban. Entre los malévolos estaban los señores del inframundo que causaban la muerte y los desastres naturales. Sus rituales comunales eran parte esencial de su cultura. Adoraban el sol y la luna, celebraban victorias bélicas, la caza de animales y la cosecha agrícola.
No fue hasta 1606 cuando los misioneros jesuitas tuvieron el primer contacto con los indígenas de la sierra. Según las referencias históricas de la época colonial, la conquista y la evangelización inició con los “chínipas”, muy relacionados con los guarijíos, etnia considerada como la más fiera de la región en esos tiempos. Cuando llegaron permanentemente los religiosos a su pueblo en 1632, su presencia provocó un levantamiento entre los pueblos indígenas, quienes estaban descontentos con la labor evangelizadora. Esta protesta la comandó el jefe “Combameai”. La primera revuelta terminó con la muerte de dos religiosos, lo que originó una fuerte represión por parte del gobierno de la Nueva España. Fue entonces cuando muchos guarijíos huyeron y se internaron en las barrancas de lo que hoy es el estado de Chihuahua.
Encima de eso, fue en los siglos XVII y XVIII cuando diversos grupos de agricultores y comerciantes novohispanos invadieron esta región despojando de gran parte de la tierra a los indígenas, intercambiándoselas por productos como jabón, sal, mantas y otras baratijas; algunos indígenas fueron obligados a trabajar con ellos como peones pagándoles muy poco. En cambio, otros emigraron hacia las partes más recónditas de la sierra para protegerse y evadir el trabajo forzado en haciendas y minas.
Es ahí en lo más abrupto de la sierra donde se asentaron las misiones jesuitas que, sin mucha controversia, muchas veces sirvieron de refugio a los abusos cometidos contra los indígenas. La expulsión de la orden de los confines del Imperio español significó un retorno de los tarahumaras a la vida seminómada que llevaban. Por otra parte este acontecimiento les dejó completamente aislados en los altos de la Sierra. Eso les ayudó a conservar su cultura y a desarrollar un singular sincretismo religioso que todavía existe y es único en México por su mezcla de catolicismo y chamanismo.
En el año de 1856, mediante la ley de la desamortización de los bienes eclesiásticos, los mestizos de la zona ocuparon las tierras pertenecientes a los pueblos de misión habitadas por tarahumaras, quienes se vieron obligados a abandonarlas. Pero no sería hasta 1876 que se rebelarían, cuando fueron obligados a partir de las pocas tierras que les quedaban, pero esta vez serían respaldados por el gobierno del estado que abogó por ellos. Se registraron otros dos levantamientos: uno en Agua amarilla en 1895 y otro en Chinatú en 1898.

Sociedad

El inhóspito medio donde habitan los tarahumaras impone la existencia de familias pequeñas -sus parcelas difícilmente pueden mantener a más de cuatro o cinco miembros de la familia, en la que el “imberbe”, a los 14 años de edad, es considerado ya un adulto por el resto del grupo-. Así, el hogar tarahumara -la unidad más persistente y definida en su vida, responde a las modalidades originales de su psicología y, al asegurar las bases económicas del matrimonio, hoach dvb función social, impidiendo uniones permanentes entre discapacitados físicos o mentales, o entre faltos de carácter o de sentido de responsabilidad.
El padre utiliza un término diferente para referirse a su hijo (Nolá) y su hija (Malá), pero la madre emplea un mismo nombre para todos sus hijos (Ránala). Por su parte, aunque tanto los hijos como las hijas tienen un término diferente para designar al padre, ambos usan el mismo para la madre. (Bennett y Zing) En el idioma rarámuri se usa la palabra Teweke para referirse a la niña y Towí para el niño.
A los hijos nunca les regañan, y desde muy pequeños les dejan la responsabilidad del cuidado de algunos animales o tierras y sobre todo de decidir por ellos mismos.
La joven tarahumara nunca expone su cuerpo después de los 6 años de edad; aún casada, no se quita la ropa frente al marido e incluso hace el amor vestida. La reserva frente a las experiencias sexuales se rompe en las “tesgüinadas”, donde el joven puede entablar comunicación y contacto con la chica y es una forma aceptada de iniciación libre.
En la vejez, el tarahumara vive en una casa separada, a donde sus hijos le llevan presentes de comida y ropa; cuando muere, se le incinera en alguna cueva o en un cementerio (si es que está bautizado) y se hacen complicadas ceremonias para que su alma viaje sin tropiezo.
En la filosofía rarámuri es primordial el respeto a la persona, por lo que los visitantes o turistas deberán también ser respetuosos con ellos y sus tradiciones, como ellos lo son con toda la gente. Valoran más a las personas que a las cosas. Los habitantes, mestizos e indígenas de la comunidad tarahumara conviven en un medio social que no favorece a los rarámuri, debido al despojo de casas y hogares amenazados. Esta situación adquiere dimensiones adicionales por la carencia de una adecuada infraestructura para los servicios de salud y educación, en la proliferación de enfermedades y desnutrición infantil, en las muy limitadas alternativas para fortalecer la economía doméstica, en la escasa disponibilidad de electricidad, agua potable, y vías de comunicación, que se agravan con frecuencia por el impacto de los caprichos del clima y las prolongadas sequías.

Cultura huasteca

La cultura huasteca es una cultura arqueológica que se desarrolló en una vasta región de México conocida como la Huasteca, compartida por los actuales estados de Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas, Querétaro y Puebla. Hablaban una lengua de origen mayense, de la que desciende el idioma huasteco actual. El pueblo huasteco no desapareció con la Conquista española; sus descendientes continúan viviendo en la región que históricamente habitaron sus antepasados.

Economía

Por medio de diferentes estudios arqueológicos se sabe que los primeros agricultores de esta zona fueron posiblemente de filiación otomí, que se establecieron en los márgenes del río Pánuco con una tradición cultural fechada hacia 2500 a. C. A partir, tal vez del año 1500, llegaron los huastecos a la zona.
Esta cultura fue y sigue siendo excelente alfarera. Fabricaban numerosos recipientes de arcilla cocida, los correspondientes al periodo temprano recibe el nombre de fase Pavón. Ésta agrupa recipientes con un baño de color rojo o blanco que presentan una decoración incisa y cuyas formas corresponden a ollas de cuerpos esféricos o también a ollas con cuerpos en forma de molduras o gajos que recuerdan de inmediato la forma de las calabazas.
Actualmente, la agricultura es una parte importante de la economía huasteca, cultivan maíz, sorgo, café, cebada, cacahuate, naranja, aguacate, mango, papaya, plátano, limón, piña, guayaba, caña de azúcar y frijol. Tienen criaderos de ganado bovino, talan árboles de maderas preciosas para la venta. Acostumbran, según la zona, la piscicultura. Extraen azúcar de la caña de azúcar. Algunos pueblos huastecos fabrican aglomerados de madera y de algunas rocas hacen cemento. En la Sierra de Tamaulipas es donde el arqueólogo Richard Mac Neish encontró en unas cuevas testimonios de la evolución en la domesticación y cultivo del maíz, lo cual parece indicar que fue en la región huasteca donde los antiguos nativos tuvieron por primera vez el maíz tal y como hoy lo conocemos.

Arte

La pintura huasteca generalmente se conoce gracias a la cerámica que elaboraron. Son también muy buenos artistas trabajando la cerámica, sobre todo en los que están involucrados dibujos café oscuro sobre fondo color crema, las ollas y demás vasijas muestran diseños sintéticos, abstractos delineados en negro o rojo sobre el barro. Fueron así mismo grandes escultores e importantes en la elaboración de tejidos de algodón. El significado de los adornos que utilizan es generalmente simbólico. Sus esculturas fueron notables y entre ellas destaca el adolescente huasteco, diversos frisos, estelas y yugos. Su arte pictórico se ve reflejado en algunos códices y el mural de Taquín en San Luis Potosí.

Religión

Las prácticas religiosas huastecas giran en torno de la planta del maíz, así como sus condiciones de reproducción y de los trabajos que para cultivarla requiere. El maíz es según ellos el principio rector, el eje de ordenamiento de la historia, de la cosmogonía y de la vida cotidiana. Sin el maíz, "an ithith", no se concibe la historia, la fiesta ni la vida. En las creencias huastecas, la humanidad está hecha de maíz, por lo que exigen respeto a su alma, al "Ipak", personaje que concentra historia, vida y atributos y en consecuencia del grupo mismo

Fiestas

Durante sus fiestas patronales acostumbran muchas danzas. Una de ellas es malitzin o matlachines, que se interpreta por varias parejas. Es religiosa agradeciendo los beneficios recibidos, la realizan los serranos huastecos fieles a sus tradiciones. Está dedicada a Pulic Paylomlamb, el sol y Pulic Mimbab, la tierra.Veneran también al sol, al fuego, a la lluvia al viento y la muerte. Además reconocían diversas deidades por lo general femeninas, consagrándolas a la fecundidad, "Ix Cuinan", era las más extendida y popular, al agrado después de los Mexicas del Centro de México también le rindieron culto bajo el nombre de "Tlazoltéotl".
Indígenas de Guerrero
Indígenas de Guerrero
Hasta hace menos de tres décadas se creía que en la época prehispánica el actual estado de Guerrero había sido habitado por numerosos y distintos grupos subdesarrollados, sin una cultura propia, cuya evolución se debía a influencias venidas de culturas externas.
Incluso ya bien avanzado el siglo XX, a Guerrero se le dejaba en blanco en los mapas arqueológicos. Apenas en fecha muy reciente se le incluyó como la porción más meridional de una de las subáreas de Mesoamérica: el occidente de México. Quedaba, no obstante, sin explicación la presencia en el territorio guerrerense de numerosas manifestaciones de estilo olmeca y de millares de objetos elaborados bajo ciertos estilos locales y vigorosos, de los que se desconocía su filiación cultural y su antigüedad. Como se verá a lo largo de este texto, el camino que ha recorrido la investigación arqueológica en Guerrero ha sido largo y difícil, pero al final se ha logrado demoler muchas de esas ideas preconcebidas y se han podido resolver algunos de los principales enigmas de la arqueología guerrerense

Llegar a conocer el pasado precortesiano es tarea de la arqueología. Esta disciplina, ante la ausencia, escasez o duda de la información escrita, recurre primordialmente a la identificación, análisis y estudio de los restos materiales dejados por las sociedades pretéritas como fuente de información primaria. En esta tarea, los datos y el contexto en el momento de recuperar los restos es decir, la forma y disposición como se asocian esos vestigios- son imprescindibles para poder establecer no solo su edad y filiación cultural, sino para obtener datos genuinos sobre la vida prehispánica y los mecanismos sociales que la determinaron. Para fechar los vestigios utiliza los propios materiales, especialmente los cerámicos, con los que establece una cronología relativa, o bien se basa en el análisis de los restos orgánicos por medio del radiocarbono o carbono 14, que proporciona fechas más confiables.
En el aspecto temporal maneja tres categorías principales: los horizontes, los periodos y las fases. Los horizontes son los más amplios. En términos generales, el horizonte Preclásico o Formativo abarca de 1500 a. C., y el Posclásico de  900/1000 d. C. hasta el establecimiento  de la cultura hispana.
Los periodos, casi siempre tripartitos, son subdivisiones de esos horizontes, mientras las fases subdividen los periodos de manera distinta en cada región  y aun en cada sitio. Para el caso de ciertas regiones de Mesoamérica, y en particular para Guerrero, es necesario incluir un cuarto horizonte, el Epiclásico (650/700-900/1000), que se distingue por ser un lapso breve pero de intenso desarrollo cultural.

Pueblo purépecha

FisherMan inTheShoreOf Patzcuaro Lake MichoacanMexico.jpgLos purépecha (p'urhépecha o p'urhé, idioma purépecha [pʰuˈɽepeʧa]) son un pueblo indígena que habita primordialmente en el estado de Michoacán, México, que fueron conocidos como los michoacano michoacanos en su etimología náhuatl, como habitantes del Michuacan (lugar de pescados), y que también habitaron en los estados de Guanajuato y Guerrero, en México. Actualmente también existen grupos purépechas que han migrado y se han establecido en otros estados de la República Mexicana como Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Distrito Federal, Colima y Baja California así como en los Estados Unidos u otros países no limítrofes como Canadá y Groenlandia donde realizan actividades pesqueras. Las actividades básicas de la mayoría de los purépechas son la agricultura, ganadería, alfarería, pesca y la elaboración de diversas artesanías y trajes típicos de su cultura. Entre los siglos XV y XVI, el imperio purépecha, con capital en Ts'intsúntsani o Tzintzuntzan, fue una potencia mesoamericana de primera magnitud que resistió el empuje del Imperio mexica. Su imperio abarcaba la parte sur del estado de Guanajuato, todo el estado de Michoacán y la región norte del estado de Guerrero hasta lo que hoy es el estado de México. Dado que era gobernado por clanes enseñoreados en varias casas establecidas en varios puntos, podría hablarse de una confederación de éstos, a partir de cierta época de su historia hasta la invasión española de sus territorios. Su éxito militar y económico se debió, en parte, a que los purépechas eran hábiles trabajadores de metales como el oro y el cobre.2 Este factor sin duda ayudó a mantener su independencia de los aztecas. Los purépechas antiguos eran hablantes exclusivos del idioma purépecha, una lengua aislada que no guarda relación histórica demostrada con ninguna otra en la región.

Origen de los purépecha

Algunos autores han propuesto que el origen de los p'urhépecha estaría en el continente sudamericano, basándose en diferentes tipos de evidencias:
  1. Los restos de cerámica, construcciones y entierros de "tipo pozo" esparcidos desde América del sur hasta la zona central de México.
  2. Las similitudes artísticas-religiosas entre la cultura p'urhépecha y los pueblos sudamericanos.
Sin embargo, estos factores no constituyen una evidencia suficientemente sólida para dar por garantizado dicho origen. La lengua P'urhépecha de hecho es una lengua aislada que no ha podido ser convenientemente relacionada con ninguna otra del continente.
P'orhépecheo o Purhépecherhu, que significa "lugar donde viven los p'urhé". De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indigeneas en México, este pueblo de las regiones lacustre y montañosa del centro de Michoacán se llama a sí mismo p'urhépecha, y cada uno de sus integrantes es un p'urhé o p'uré que significa gente o persona; esto implica una autoafirmación como seres humanos y pueblo en general. Existe una polémica respecto de esta denominación, debido a que, en la antigüedad, los p'urhépecha eran siervos y ayudantes de guerra y sólo a ellos se les nombraba así, mientras que, por ejemplo, a los señores principales se les denominaba achéecha. Razón por la cual se considera inadecuado hablar de un imperio purépecha. En todo caso, en la actualidad, el etnonimo en uso es el de purépechas en español o p'urhépecha en lengua purépecha.

Bandera purépecha
La bandera p'urhépecha o anaakukua surge como un símbolo de unión e identidad con todos los p'urhépecha, buscando al mismo tiempo la organización y lucha de los pueblos p'urhépecha contra las nuevas formas de dominio y explotación que agreden constantemente a las comunidades indígenas y en general a toda la cultura. Y como un homenaje a todos los hermanos caídos por la defensa de las tradiciones p’urhépechas y por la integralidad de las tierras comunales, especialmente a los indígenas asesinados el 17 de noviembre de 1979 en Santa Fe de la Laguna por los ganaderos y guardias blancas de Quiroga, se hace la ceremonia de la toma de bandera p'urhépecha en la comunidad indígena de Santa Fe de la Laguna, municipio de Quiroga, Michoacán, México, el día lunes 17 de noviembre de 1980.
En el proyecto para la elaboración y diseño de esta bandera p'urhépecha han intervenido un gran número de personas de las distintas regiones p’urhépecha, así como de diferentes niveles de conocimientos y disciplinas, llegando a la presente imagen simbólica que puede explicarse como sigue:
  • Amarillo, (Eraxamanirhu - Región Cañada de los 11 Pueblos), que nos representa la región de la cañada con el río Duero que corre serpenteando los Once Pueblos como un símbolo de vida y energía que transmite a la gente de esta región fértil.
  • Verde, (Juátarhu - Región Meseta P'urhépecha), que nos expresa la fecundidad de los bosques serranos y la riqueza de las maderas comunales de los pueblos pertenecientes a la llamada Meseta P’urhépecha o Tarasca.
  • Morado, (Tsakápundurhu - Región Ciénaga de Zacapu), que nos hace presente la región de la Ciénaga y de sus pueblos que han perdido el idioma materno y gran parte de nuestra herencia cultural, que sin embargo aún cuidan y mantienen con sus manos a uno de nuestros dioses antiguos: el maíz.
  • Azul, (Japóndarhu - Región Lago), que nos da la significación de la región lacustre, donde fue el centro del Reino P’urhépecha, reflejando en sus aguas la grandeza de sus dioses y la memoria presente de las Yácatas que aún se conservan en casi todos los pueblos ribereños, donde se continúa tomando un alimento ancestral: el pescado blanco.
En el centro, se ha colocado un bloque de obsidiana que representa a Curicaveri, es la forma de dios solar y que significaba el Gran Fuego, el que se alimenta de Fuego; forma que abrasa y proyecta a los diferentes puntos cardinales cuatro grupos de flechas, en la Relación se dice: estas flechas son dioses; en cada de estas, mata al dios Curicaveri y no suelta dos flechas en vano. También se encuentra el cuchillo de piedra blanca que señala el mensaje o destino del pueblo P'urhépecha y su origen divino, descendiente del "Linaje del Dios Curicaveri".3
La mano cerrada indica la unión de la raza P’urhépecha, presencia del hombre y la mujer que unen a todos los rincones de nuestros pueblos para defender su destino de pueblo elegido, como la oración que se repite ahora a través de los siglos:
“…¡Oh tú, / dios del fuego, / recibe propicio nuestras preces: / lleguen hasta ti las espirales / de humo / de la leña sagrada / el valor / a nuestros guerreros / que hoy empuñan las armas / para aumentar los dominios / de nuestro padre el SOL / … Tú, / que eres la mañana de oro, / ciega a tus enemigos, / envuélvelos en el humo / que se levanta / de estas mil hogueras / y hazlos caer a todos / en manos de tu ejército.”
Como leña del escudo P'urhépecha, se ha tomado la frase que nació en la lucha organizada por la defensa de la tierras comunales en Santa Fe de la Laguna; Juchari Uinapikua ('Nuestra fuerza'), palabras que encierran toda la herencia cultural de un pueblo no vencido y que hoy repiten el resto de los pueblos P'urhépecha que luchan por su liberación.4



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